domingo, 15 de noviembre de 2015

Terrorismo, guerra e intereses.

El viernes 13 de noviembre, a partir de las 21 horas, la capital francesa sufrió unos terribles atentados que dejaron una cifra de afectados que, sin haberse cerrado aún, supera los 130 muertos y 360 heridos (99 críticas). En total se cuentan 6 ataques terroristas, todos sucedidos alrededor del estadio Saint-Denis. La mayor parte de las muertes, unas 89, se produjeron Bataclan, una sala de conciertos donde cuatro terroristas detonaron varias granadas a cara descubierta y con subfusiles tipo kalashnikov. Al menos 8 de los terroristas se inmolaron tras los atentados. Esta barbarie se ha convertido ya en la segunda mayor masacre en Europa, solo superada por el 11-M en Madrid.

Francia está en guerra contra el ISIS y "será implacable". Éste trágico anuncio –o advertencia del presidente francés se pudo escuchar cuando habló a todos los franceses por la cadena de televisión nacional. Manuel Valls, primer ministro, confirmó por la tarde, con una frase dramática: "Sí, estamos en guerra". Anunció que expulsarán a todos los radicales y que le quitarán la nacionalidad a los que le rompen el alma a Francia, aunque sean franceses.

"Francia no tendrá piedad, será implacable" 
sobre todos los terrenos, "tanto interiores como exteriores", advirtió Hollande. El presidente proclamó "duelo nacional por tres días" y dijo que "todas las medidas para proteger a nuestros ciudadanos y nuestro territorio han sido tomadas". En su breve discurso en el Palacio del Eliseo, Hollande calificó los atentados en París como "un acto de guerra" y designó por primera vez como responsable al "ejército terrorista" del Estado Islámico (ISIS). Pidió a Francia "la unidad, el reagrupamiento y la sangre fría" mientras declaró en el país "el estado de emergencia’’. "Eso que nosotros defendemos es nuestra patria, pero es más que eso. Son los valores de la humanidad y Francia debe tomar sus responsabilidades. Yo llamo a esta unidad indispensable", declaró, en su breve discurso en la cadena nacional. "Este es un acto de barbarie absoluta", aseguró Hollande. Por su parte, Valls comentó: ‘’Sí. Nosotros estamos en guerra’’. ‘’Nosotros responderemos golpe a golpe. Nosotros siempre dijimos que no había riesgo cero. Debemos aniquilar a nuestro enemigo. (…)Nosotros atacaremos este enemigo para destruirlo en Francia y en Europa, en Siria y en Irak. Nosotros ganaremos esta guerra’’.

Todas estas declaraciones recopiladas de distintos medios, hacen pensar que París está de pie ante esta guerra. Y más cuando hoy, Domingo 15 de Noviembre, Francia ha lanzado los primeros ataques aéreos contra ISIS en Siria. Según la presidencia se trató de "santuarios en los que son entrenados los que atacan a Francia".

El mundo está dividido en numerosas y distintas opiniones respecto a lo sucedido ayer. No obstante, antes de hacer mi comentario personal, voy a dar un dato. Según estudios, el ISIS cuenta actualmente con entre 10.000 y 12.000 combatientes. Siria tiene una población de 22,85 millones (actualmente menos y en línea decreciente por los muertos y los que huyen), Irak cuenta con 33,42 millones, Libia con 6,202 millones, Irán con 77,45 millones, Pakistán con 182,1 millones y Afganistán con 30,55 millones de personas. Los países nombrados anteriormente son los países en los que operan actualmente los miembros del ISIS, divididos en esos territorios.
Tras los ataques terroristas de ayer, Francia cerró sus fronteras por primera vez desde la II Guerra Mundial. Pongámonos en la siguiente situación. Vivimos en un barrio marginal, donde a diario suceden barbaries, tiroteos, donde la vida apenas tiene valor y donde la sangre fría ciega a personas que llegan a matar hasta a inocentes niños pequeños. Ese es nuestro pan de cada día. Llega un momento en el que, por miedo a morir tanto nosotros como nuestros hijos, padres, hermanos, etc., decidimos huir al barrio de al lado, un barrio rico. Cuando conseguimos llegar, nos reciben como ganado, como si fuéramos ratas recién salidas de una alcantarilla. Para colmo, los tres vándalos del barrio marginal que provocan que el resto del barrio –la gran mayoría- tengan que huir, atacan al barrio rico (después de que personas del barrio ‘’bueno’’ les ataquen antes). Entonces ese barrio rico, por miedo, decide no dejar entrar a más personas de ningún otro barrio marginal. Nos estarían condenando a morir en un barrio del que no tenemos culpa de pertenecer. Y la prohibición de entrar en los barrios ricos lo proponen los menos radicales. Los más radicales gritan a los cuatro vientos que lo que hay que hacer es atacar ya a los barrios en los que pueda haber vándalos y gamberros.
Saliendo ya del símil, dejo una pregunta en el aire: ¿vamos a seguir atacando un país de 22 millones de personas para acabar con los 10.000 que pertenecen a un grupo terrorista? Y hablo de Siria y digo 10.000, pero en realidad al estar divididos en diversos países el número es menor. Es una injusticia.

Es normal leer estos días: ‘’El ISIS ha declarado la guerra a Europa Occidental, ataquémosles’’. La cuestión es, ¿dónde? En mi opinión, sería una tremenda injusticia atacar un país como Siria, porque 10.000 personas de sus 22 millones han cometido un ataque terrorista. Pongámonos en situación de que somos uno de los millones de sirios que no pertenecen al ISIS, y que tienen que escuchar que, aunque algunos de ellos mueran, merecerá la pena si así consiguen exterminar a los terroristas.

Con todo esto, obviamente, no estoy justificando lo ayer sucedido en Francia. Condeno a los terroristas, al igual que a todo el que es capaz de matar a una persona, sea del color y de la religión que sea. La violencia jamás está justificada. No obstante, tampoco veo bien que haya niveles de personas. Con los sirios que tienen que pasar por calamidades, con los que cometen atrocidades día a día los mismos miembros del ISIS, con ellos nos tapamos los ojos. Los vemos tan lejos, que pareciera que las imágenes que salen en la TV estuvieran sacadas de una película. Desgraciadamente, no es así. En esas imágenes, las personas que salen masacradas son personas que sienten y padecen, muchas que han perdido a sus hijos y familiares, que pasan sed y hambre, que viven con miedo con enfermedades y sin una cama en la que acostarse cuando anochece. Una especie de homenaje que demuestra muy bien de lo que hablo, de los niveles de personas, es que la red social Facebook les ha dado la posibilidad a todas las personas de ponerse su foto de perfil con un fondo de la bandera de Francia. Hace unos días hubo un atentado en Beirut que mató a decenas de personas. ¿No merecen homenaje esas personas? Lo de ayer de Francia, fue una desgracia que hay que condenar. No se puede permitir que suceda esto en ningún lugar del mundo. Pero las personas nacidas en Francia no valen más que las personas nacidas en Siria o en Beirut. Todas las vidas tienen el mismo valor, al menos si nos basamos en el lugar en el que, involuntariamente, hemos nacido. La violencia no se soluciona con más violencia; la injusticia no se soluciona con más injusticia.
Con esto no digo que no haya que homenajear a las víctimas parisinas. Está claro que hay que hacerlo, y apoyar más que nunca a las familias y demostrarles que todos estamos en contra de la violencia. Pero, en mi opinión, esto hay que demostrárselo no solo a los parisinos, sino también a los sirios, beirutíes, etc.
Por otro lado, parece que tras el atentado del World Trade Center se produjo un giro en la política exterior de los EEUU en Medio Oriente, cambiando su práctica tradicional de ganarse a las dictaduras como aliadas, o de convivir con ellas, por el nuevo objetivo de los “cambios de régimen” en la región. Este objetivo coincide en el tiempo con el inicio de la llamada “primavera árabe”, que ha inaugurado nuevos retos de futuro en Oriente Próximo. Ante estos cambios, los países que tiene intereses en la zona, como EEUU, Europa, Rusia, etc., se han visto forzados a tomar parte, de una manera u otra, ante la nueva situación geopolítica que esta situación está generando. Está claro que a los gobiernos dictatoriales y sobre todo a los grupos terroristas islámicos no les interesa que la población se desarrolle. Si a una persona culta mañana le dicen que se inmole para acabar con otros, probablemente se niegue pese a creer en Alá, ya que la coherencia y la cordura se adquiere con cultura. No obstante, en mi opinión, los intereses de los países desarrollados deberían estar destinados a democratizar los países de Oriente Medio, promover su desarrollo, no militar sino cultural y, sobre todo, promover la igualdad y la libertad. Cuando las cosas van bien, van bien para todos.


En definitiva, que los intereses de EEUU, Rusia, China, el petróleo, la dominación geopolítica, etc., tiene que acabar ya. No podemos seguir tratando a personas como ratas por intereses, ya que detrás de todo ello hay vidas, vidas humanas que se consumen al tiempo que el mundo se vuelve más injusto. Démosle significado a la palabra empatía, demostremos que no es solo un conjunto de letras sino una palabra preciosa, una palabra que puede cambiar el mundo. 

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