martes, 8 de diciembre de 2015

Dificultades para los emprendedores en España

En este artículo me dispongo a recopilar información y hablar sobre la dificultad que tienen los emprendedores para montar una empresa en España. Antes de comenzar, conviene conocer ciertos datos de la economía española. En España, la tasa de desempleo es del 22,7%, en la cabeza de la UE. En cuanto al IPC es de -0’7. Su PIB es de 1,393 billones USD (2013), bajo comparado con el de Alemania, que es de 3,73 billones USD (2013) o incluso Italia, cuyo PIB es de 2,149 billones USD (2013). En cuanto a la renta per cápita española, ésta es de 29.863,18 USD (2013), baja en comparación con otros países como Alemania, la cual tiene una renta per cápita de 46.268,64 USD (2013) o incluso Francia, la cual es de 42.503,30 USD (2013). Conviene saber que en España, según el Directorio Central de Empresas (DIRCE), a 1 de enero del año 2014 existían 3.114.361 empresas, de las cuales 3.110.522 (99,88%) son PYME (entre 0 y 249 asalariados). Las PYMES han sido y son las grandes generadoras de empleo en nuestro país, por encima del 80% sobre el total. La explicación se encuentra en la propia estructura de nuestra economía, altamente dependiente del sector servicios, y en especial del sector del turismo. Esto es un dato de gran relevancia, ya que en España las PYMES son el motor de la economía española, siendo las principales generadoras de empleo en el país. Paralelamente, es importante saber que el Gobierno tiene contabilizadas 1,5 millones de compañías sin asalariados; es decir, autónomos que no tienen trabajadores a su cargo. Esto invita a pensar que la posible salida de esta crisis pasará por facilitar el crecimiento de las PYMES y la creación de nuevas empresas, ya que así se creará el empleo necesario para relanzar la economía nacional. 
Actualmente, la realidad de las pymes en España es muy dura, ya que el acceso a la financiación sigue siendo limitado; hay poco crédito y muy caro, dificultando enormemente la actividad comercial de nuestras empresas. Por este motivo, el proceso natural de desarrollo, modernización y expansión se ha suspendido en muchos casos. Esto quiere decir que aunque existan emprendedores con grandes y buenas ideas que tengan futuro, pueden verse imposibilitados para llevarlas a cabo por falta de financiación.
Además de esto, España cae al puesto 136 de 185 países donde es más difícil crear una empresa, por detrás de países como Zambia o Afganistán y continúa bajando. Sin embargo, en Europa, el Gobierno local y los bancos están incrementando esfuerzos para solventar el principal problema de las pymes en su acceso a la financiación, dada la importancia que tienen para la economía española y europea, y su relevancia para alcanzar la ansiada recuperación. Conscientes de la necesidad de crecer, y teniendo en cuenta que el mercado interior se encuentra en horas bajas, es más importante que nunca buscar la diversificación e internacionalización del negocio.  Las pequeñas y medianas empresas contemplan como prioridad en sus planes estratégicos la salida al exterior. Tal es así que las empresas españolas ya facturan más del 60% fuera de nuestras fronteras.
Por su parte, la Subdirección General de Apoyo a la PYME subraya que las compañías que cuentan hasta con 9 asalariados suponen el 30% del empleo nacional, y las que contabilizan hasta 49 trabajadores, el 17%. Sin embargo, en el ejercicio pasado, se perdieron 92.000 puestos de trabajo. La cifra contrasta con el resultado obtenido por las grandes compañías, que generaron 8.000 puestos de trabajo. Desde el inicio de la crisis, en 2008, el empleo ha caído un 23,5% en las pequeñas empresas, un 16% en las medianas y un 7,47% en las de mayor tamaño. Durante este tiempo, han desaparecido casi 250.000 pymes y más de 300.000 autónomos. El pequeño empresario sigue sometido a gran presión, y esto deriva en el cierre de numerosos comercios debido a que el consumo es muy reducido. Pero la solución tampoco pasa por los bancos, ya que aunque estos se llevan las inyecciones de dinero de los bancos centrales, no lo hacen circular. Si en 2007, la tasa de financiación a sociedades era del 17,7%, en 2012 baja hasta alcanzar cifras negativas (-6,2%).
A todo esto se suma que la tasa de paro juvenil en España es del 57 %. Esto es básicamente debido a que las pymes los prefieren con experiencia (suelen optar por contratar a trabajadores con cierta experiencia en lugar de a recién graduados con experiencia laboral nula; a la falta de apoyo (los estudiantes finalizan sus estudios sin recibir apoyos sobre cómo elaborar un currículum vitae y sin información sobre las perspectivas de empleo y salarios) y el exceso de teoría y falta de prácticas. Y no sólo con la juventud. La crisis ha acentuado esta realidad, sobre todo, con los mayores de 45 años: son los primeros activos de los que prescinden las empresas cuando atraviesan dificultades. Así, en una encuesta que la Fundación Adecco realizó recientemente entre 1.200 parados que superan esta edad, un 87,6% afirmaban que para ellos los años eran un gran obstáculo para encontrar trabajo.
Esta población con problemas de empleabilidad (jóvenes muy formados pero sin oferta de empleo y mayores sin posibilidad de encontrar empleo por baja formación y adecuación a las nuevas necesidades de  mercado), deja una alternativa clara: el emprendimiento y la creación de nuevas empresas (autoempleo). No obstante, a diferencia de otros países, en España hay muy poca cultura de emprendimiento. Los emprendedores tienen que ser tenaces, persistentes, y no perder la pasión por su profesión. Las crisis, todas, son un revulsivo de la creatividad, y si no basta con mirar al tercer mundo. Allí se es emprendedor a la fuerza, las circunstancias mandan. El problema es que entre los jóvenes españoles todavía sigue faltando una verdadera cultura del emprendimiento.
Por otra parte, es cierto que las administraciones deberían llevar a cabo medidas para impulsar el emprendimiento en nuestro país o, al menos, allanar el camino y eliminar trabas burocráticas. También podrían ser importantes otras medidas como la de segunda oportunidad, ya que ayudarán a que quien fracase de manera honrada pueda levantarse y continuar.
Mapa emprendimiento en España.

En definitiva, es necesario fomentar la cultura emprendedora entre los jóvenes estudiantes y, en general, en toda la sociedad. Además, es fundamental tomar medidas que faciliten y agilicen la creación de una empresa acompañadas de beneficios fiscales para las empresas de nueva creación. Por último, a nivel macroeconómico, el gobierno debería tomar medidas para aumentar la inversión y el consumo y, por ende, la empleabilidad.


Sobre Abengoa... ¿qué es? ¿qué ha sucedido?

Abengoa es una compañía internacional sevillana especializada en los sectores de la energía y el medioambiente, que desarrolla principalmente actividades de ingeniería y construcción destinadas a la producción de energías renovables y biocombustibles, la desalinización y el reciclaje. Fue fundada en Sevilla el 4 de enero de 1941 por los ingenieros Javier Benjumea Puigcerver y José Manuel Abaurre Fernández-Pasalagua, con un capital social de 1082 €. La empresa comenzó a dedicarse a la elaboración de proyectos, estudios técnicos y montajes eléctricos; entre 1941 y 1950 comenzó su extensión al resto de Andalucía, y a partir de los años cincuenta continúa su expansión por el resto de España, iniciando en los años sesenta su internacionalización. Abengoa es hoy en día un conglomerado formado por ni más ni menos que 603 sociedades dependientes, 20 sociedades asociadas y 26 negocios conjuntos, según la documentación que la propia empresa remite a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). A pesar de no ser muy conocida en los hogares españoles al no estar ligada al consumo, el grupo acumula una historia de 70 años en Andalucía ligado a la familia Benjumea, que controlaba un 57% del capital.
La misión de Abengoa es aplicar soluciones innovadoras para el desarrollo sostenible en los sectores de energía y medioambiente, aportando valor a largo plazo a sus accionistas desde una gestión caracterizada por el fomento del espíritu emprendedor, y la responsabilidad social. Aunque su negocio histórico siempre ha sido el de la ingeniería y la construcción de proyectos en los sectores energético y del agua, un área que hoy le sigue reportando un 70% de sus ingresos, hoy en día está abierto a más negocios. En concreto, su segunda gran pata de negocio pasa por la producción industrial, centrada en biocombustibles y el desarrollo tecnológico. Por último, tiene una parte de su cuenta de resultados vinculada al negocio concesional en infraestructuras de agua, solar, cogeneración y líneas de transmisión eléctrica.
Abengoa inició su expansión en el negocio de las energías renovables en España, al calor de las jugosas subvenciones a estas energías que aprobó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El grupo construyó varias centrales termosolares en Andalucía, donde mantiene su sede social, y adquirió el nivel tecnológico necesario para lanzarse a la conquista del extranjero. Hoy en día, el 77% de sus ingresos proceden del negocio internacional.
Pero el crecimiento empresarial, y más en un sector ligado a las concesiones, implicó también un fuerte aumento de su volumen de deuda. Entre 2007 y 2012, la deuda del grupo casi se triplicó de 4.500 millones a 12.000 millones de euros. Fuentes del sector energético creen que el problema de Abengoa no es de negocio, sino financiero. El 24 de noviembre de 2015 la empresa anunció que solicitaba el preconcurso de acreedores, tras el fracaso en la búsqueda del capital necesario para seguir funcionando; en ese momento su pasivo total alcanzaba los 27 356 millones de euros a cierre del mes de septiembre anterior. Al día siguiente, sus acciones se desploman más del 70% en Bolsa en su vuelta a la negociación. Según nos anunciaba Expansión Abengoa ha pedido 450 millones a la banca para evitar la quebrar antes de Abril. Este se ha convertido en el preconcurso de acreedores más grande de España.
El problema se plantea porque Abengoa ha pecado de ser excesivamente innovadora en sus operaciones financieras y su mala gestión a la hora de contabilizar su nivel de deuda le ha llevado a su situación actual. También ha resultado fundamental el cambio de paradigma en la economía para entender la caída de esta empresa. No solo el cambio de legislación sobre energías renovables influye, también la crisis económica es crucial para entender la caída de la empresa. Con la crisis financiera se restringe el acceso al crédito por parte de las entidades financieras. Y por supuesto, la bajada del precio del petróleo. El precio del barril del petróleo cae muchísimo, lo que desincentiva en el corto plazo la inversión en las energías renovables (de momento). Mientras que en Junio de 2014, el barril BRENT estaba en 115,06 $ y en Noviembre 2014 en 71,2 $, actualmente su precio se sitúa en los 40 $. Debido a todo esto, ahora tiene un pasivo y un activo inmueble enormes pero no tiene liquidez.
La idea de Abengoa es excelente y cuenta con una gran proyección en un sector con futuro, dado que, aunque hoy en día no proporciona beneficios, lo proporcionará a largo plazo. No obstante, debido a la mala gestión y al enorme pasivo, una empresa innovadora en un sector que dentro de unos años va a resultar, no solo necesario sino fundamental, puede quebrar. Se podría dar la situación de que una empresa líder internacional en energías renovables podría desaparecer por estos problemas de liquidez.

Bibliografía


Un vídeo muy interesante que explica muy bien el problema de fondo de Abengoa.