En este artículo me dispongo a recopilar información y
hablar sobre la dificultad que tienen los emprendedores para montar una empresa
en España. Antes de comenzar, conviene conocer ciertos datos de la economía
española. En España, la tasa de desempleo es del 22,7%, en la cabeza de la UE.
En cuanto al IPC es de -0’7. Su PIB es de 1,393 billones USD (2013), bajo
comparado con el de Alemania, que es de 3,73 billones USD (2013) o incluso
Italia, cuyo PIB es de 2,149 billones USD (2013). En cuanto a la renta per cápita
española, ésta es de 29.863,18 USD (2013), baja en comparación con otros países
como Alemania, la cual tiene una renta per cápita de 46.268,64 USD (2013) o
incluso Francia, la cual es de 42.503,30 USD (2013). Conviene saber que en
España, según el Directorio Central de Empresas (DIRCE), a 1 de enero del año
2014 existían 3.114.361 empresas, de las cuales 3.110.522 (99,88%) son PYME
(entre 0 y 249 asalariados). Las PYMES han sido y son las grandes generadoras
de empleo en nuestro país, por encima del 80% sobre el total. La explicación se
encuentra en la propia estructura de nuestra economía, altamente dependiente
del sector servicios, y en especial del sector del turismo. Esto es un dato de
gran relevancia, ya que en España las PYMES son el motor de la economía
española, siendo las principales generadoras de empleo en el país.
Paralelamente, es importante saber que el Gobierno tiene contabilizadas 1,5
millones de compañías sin asalariados; es decir, autónomos que no tienen
trabajadores a su cargo. Esto invita a pensar que la posible salida de esta
crisis pasará por facilitar el crecimiento de las PYMES y la creación de nuevas
empresas, ya que así se creará el empleo necesario para relanzar la economía
nacional.
Actualmente, la realidad de las pymes en España es muy dura,
ya que el acceso a la financiación sigue siendo limitado; hay poco crédito y
muy caro, dificultando enormemente la actividad comercial de nuestras empresas.
Por este motivo, el proceso natural de desarrollo, modernización y expansión se
ha suspendido en muchos casos. Esto quiere decir que aunque existan
emprendedores con grandes y buenas ideas que tengan futuro, pueden verse
imposibilitados para llevarlas a cabo por falta de financiación.
Además de esto, España cae al puesto 136 de 185 países donde
es más difícil crear una empresa, por detrás de países como Zambia o Afganistán
y continúa bajando. Sin embargo, en Europa, el Gobierno local y los bancos
están incrementando esfuerzos para solventar el principal problema de las pymes
en su acceso a la financiación, dada la importancia que tienen para la economía
española y europea, y su relevancia para alcanzar la ansiada recuperación. Conscientes
de la necesidad de crecer, y teniendo en cuenta que el mercado interior se
encuentra en horas bajas, es más importante que nunca buscar la diversificación
e internacionalización del negocio. Las
pequeñas y medianas empresas contemplan como prioridad en sus planes
estratégicos la salida al exterior. Tal es así que las empresas españolas ya
facturan más del 60% fuera de nuestras fronteras.
Por su parte, la Subdirección General de Apoyo a la PYME
subraya que las compañías que cuentan hasta con 9 asalariados suponen el 30%
del empleo nacional, y las que contabilizan hasta 49 trabajadores, el 17%. Sin
embargo, en el ejercicio pasado, se perdieron 92.000 puestos de trabajo. La
cifra contrasta con el resultado obtenido por las grandes compañías, que
generaron 8.000 puestos de trabajo. Desde el inicio de la crisis, en 2008, el
empleo ha caído un 23,5% en las pequeñas empresas, un 16% en las medianas y un
7,47% en las de mayor tamaño. Durante este tiempo, han desaparecido casi
250.000 pymes y más de 300.000 autónomos. El pequeño empresario sigue sometido
a gran presión, y esto deriva en el cierre de numerosos comercios debido a que el
consumo es muy reducido. Pero la solución tampoco pasa por los bancos, ya que aunque
estos se llevan las inyecciones de dinero de los bancos centrales, no lo hacen
circular. Si en 2007, la tasa de financiación a sociedades era del 17,7%, en
2012 baja hasta alcanzar cifras negativas (-6,2%).
A todo esto se suma que la tasa de paro juvenil en España es
del 57 %. Esto es básicamente debido a que las pymes los prefieren con
experiencia (suelen optar por contratar a trabajadores con cierta experiencia
en lugar de a recién graduados con experiencia laboral nula; a la falta de
apoyo (los estudiantes finalizan sus estudios sin recibir apoyos sobre cómo
elaborar un currículum vitae y sin información sobre las perspectivas de empleo
y salarios) y el exceso de teoría y falta de prácticas. Y no sólo con la
juventud. La crisis ha acentuado esta realidad, sobre todo, con los mayores de
45 años: son los primeros activos de los que prescinden las empresas cuando
atraviesan dificultades. Así, en una encuesta que la Fundación Adecco realizó
recientemente entre 1.200 parados que superan esta edad, un 87,6% afirmaban que
para ellos los años eran un gran obstáculo para encontrar trabajo.
Esta población con problemas de empleabilidad (jóvenes muy
formados pero sin oferta de empleo y mayores sin posibilidad de encontrar
empleo por baja formación y adecuación a las nuevas necesidades de mercado), deja una alternativa clara: el
emprendimiento y la creación de nuevas empresas (autoempleo). No obstante, a
diferencia de otros países, en España hay muy poca cultura de emprendimiento.
Los emprendedores tienen que ser tenaces, persistentes, y no perder la pasión
por su profesión. Las crisis, todas, son un revulsivo de la creatividad, y si
no basta con mirar al tercer mundo. Allí se es emprendedor a la fuerza, las
circunstancias mandan. El problema es que entre los jóvenes españoles todavía
sigue faltando una verdadera cultura del emprendimiento.
Por otra parte, es cierto que las administraciones deberían
llevar a cabo medidas para impulsar el emprendimiento en nuestro país o, al
menos, allanar el camino y eliminar trabas burocráticas. También podrían ser
importantes otras medidas como la de segunda oportunidad, ya que ayudarán a que
quien fracase de manera honrada pueda levantarse y continuar.
Mapa emprendimiento en España.
En definitiva, es necesario fomentar la cultura emprendedora
entre los jóvenes estudiantes y, en general, en toda la sociedad. Además, es
fundamental tomar medidas que faciliten y agilicen la creación de una empresa
acompañadas de beneficios fiscales para las empresas de nueva creación. Por
último, a nivel macroeconómico, el gobierno debería tomar medidas para aumentar
la inversión y el consumo y, por ende, la empleabilidad.
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